“Los
vientos de cara siguen siendo fuertes. Los consumidores y las empresas siguen
sufriendo los elevados costes de la energía y la inflación subyacente (con
exclusión de la energía y los alimentos no elaborados) siguió aumentando en
enero, lo que deterioró aún más el poder adquisitivo de los hogares. Como
persisten las presiones inflacionistas, se prevé que continúe el endurecimiento
de la política monetaria, lo que pesará sobre la actividad empresarial y
supondrá un lastre para la inversión.”
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