viernes, 7 de febrero de 2014

Libres de pecado lanzan la primera piedra.


“1. En la víctima produce miedo y rechazo del contexto donde sufre la violencia, pérdida de confianza en uno mismo y en los demás. Y otros problemas derivados de la situación a la que se ve sometido repetidamente: bajo rendimiento, baja autoestima, aislamiento...
2. En el agresor acentúan los problemas que le llevaron a su abuso. Disminuye su capacidad de comprensión moral y de empatía. Refuerza su estilo violento que obstaculiza entablar relaciones positivas con el entorno.
3. En las personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con ella sin hacer nada para evitarla puede producir parecidos efectos a los de la víctima aunque en grado menor.

4. En el contexto institucional, la violencia reduce la calidad de vida de las personas, dificulta el logro de objetivos y aumentan los problemas y tensiones que la generaron, activando un proceso en espiral escalonada de consecuencias imprevisibles.”

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