“1. En la víctima produce miedo y rechazo del contexto
donde sufre la violencia, pérdida de confianza en uno mismo y en los demás. Y
otros problemas derivados de la situación a la que se ve sometido
repetidamente: bajo rendimiento, baja autoestima, aislamiento...
2. En el agresor
acentúan los problemas que le llevaron a su abuso. Disminuye su capacidad de
comprensión moral y de empatía. Refuerza su estilo violento que obstaculiza
entablar relaciones positivas con el entorno.
3. En las
personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con
ella sin hacer nada para evitarla puede producir parecidos efectos a los de la
víctima aunque en grado menor.
4. En el
contexto institucional, la violencia reduce la calidad de vida de las personas,
dificulta el logro de objetivos y aumentan los problemas y tensiones que la
generaron, activando un proceso en espiral escalonada de consecuencias
imprevisibles.”
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