Fue muy triste su infancia, si le obsequiaban una caramelo le parecía demasiado dulce, le regalaban un abrazo resultaba muy apretado, si le sonreían era una mueca, pobre Blito solo disfrutaba el criticar, a los eventos que asistía tomaba nota meticulosa de los posibles errores para criticar, en sus estudios descubrió lo que corresponde más con el discernimiento, todos sus compañeritos se preguntaban si realmente comprendía lo que se hacia por el, sus vecinos lo toleraban que fuera un criticón, nunca comprendió que “Lo que más daño hace al cuerpo no es lo que entra por la boca, sino lo que del corazón sale.” Al llegar a las fiestas, todos decían, llego Blito el criticón, sabían todos su falta de iniciativa para aportar soluciones, ayudemos a Blito el niño Criticón.
jueves, 10 de noviembre de 2011
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